La consejera de Ximo Puig que dejó morir a 10 burros gasta 58.000 € en estudiar el sexo de los pulpos

Mireia Mollà
Mireia Mollà.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

La consejera de Agricultura de la Comunidad de Valencia, Mireia Mollà, que dejó morir supuestamente a diez burros destinados a un plan antiincendios -algunos se encontraron en estado famélico-, ha gastado ahora 58.000 euros por un estudio sobre el sexo de los pulpos. Un nuevo ejemplo de derroche esperpéntico que la consejera de Compromís defiende por el alto valor económico que supone para el sector tener esa información.

El estudio en cuestión lo han denominado como Estudio de las características reproductivas del pulpo (octopus vulgaris) en aguas de la Comunidad Valencina. El nuevo escándalo, que afecta al seno del gobierno de Ximo Puig, ha sido negado de manera tajante por Mollà señalando que el trabajo también tiene otro alcance: «El análisis de traumas sexuales de algunos humanos».

También se ha afirmado para tratar de sustentar este cuantioso gasto, en que estará subvencionado por el fondo europeo marítimo de pesca, y que tendrá una duración de unos 790 días, por lo que aún quedan más de dos años para analizar el sexo de los pulpos y se supone que la repercusión que tendrá económicamente sobre la Comunidad de Valencia.  Por último, hay que añadir que el estudio ha sido adjudicado a la Universidad Católica de Valencia.

Proyecto de los burros

El proyecto Ximo Puig y Mireira Mollà de recuperar al burro y utilizarlo para evitar incendios en el Desert de Les Palmes (Castellón) acabó como el rosario de la aurora, puesto que la Fiscalía, tras la denuncia del PP por la muerte de 10 ejemplares, tomó las riendas de su investigación a finales del pasado año.

Y es que, el objetivo, además de recuperar a la especie, era que los animales sirvieran para limpiar los montes de arbustos y hierbas de modo económico y ecológico. Por tanto, los burros se alimentarían de los arbustos y generarían cortafuegos, que evitaran el peligro de incendios forestales, llegando, incluso, hasta donde no es posible para los humanos.

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